Salva a tu pueblo, y bendice a tu heredad; Y pastoréales y susténtales para siempre. (Salmos 28:9)
La naturaleza misericordiosa de Dios como Padre amoroso que siempre tiene la mirada puesta en cada uno de sus hijos, es una declaración poderosa de su carácter ya exaltada en el conocido salmo 23. En el versículo de hoy, el salmo 28 confirma ese carácter mostrándonos la extensión de su Bendición no a un sólo individuo, sino a todo el Pueblo que le sigue.
Oremos por la presencia de Dios en nuestras vidas y por su sustento continuo en nuestras luchas.
Señor, que tus grandiosas bendiciones nos encuentren en cada paso que damos. Que el sustento que nos brindad Tu continua presencia en nuestras vidas permanezca, para fortalecernos en las batallas y en las adversidades que se posen en los caminos que tendremos que recorrer conforme a Tu voluntad.
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