Palabra:
“Mas ella, cuando le vio, se turbó por sus palabras, y pensaba qué salutación sería esta”. (Lucas 1:29)
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Recibir un propósito de Dios en nuestra vida, no resulta una tarea fácil; la alegría puede embargarnos cuando El Señor ha dado respuesta a nuestras oraciones, pero asimismo la angustia puede ganarnos, cuando una prueba ha sido enviada, para hacernos madurar y fortalecer nuestra fe.
En el versículo de hoy, María se sintió alegre al ser escogida por Dios, pero a su vez se sintió confundida por las palabras del Ángel, al no entender como todo aquello que este le anunciaba, podía hacerse realidad. Y es que muchas veces, queremos concentrarnos en dar respuesta a las maneras en que Dios trabaja con nosotros, olvidándonos de que lo importante es como maduramos y hacemos crecer nuestra fe, ante el propósito dispuesto por el Señor.
Un dicho popular enseña: “no puedes hacer nada con lo que pasa, pero si con la decisión que tomas luego de que sucede”. El Señor nos coloca en cada acontecimiento de la vida una oportunidad. Podemos apreciar su gracia y su misericordia y caminar agradecidos ante una de sus bendiciones. Pero podemos también refugiarnos en Él y confiar en sus tiempos, ante una prueba.
Aprovecha la oportunidad que hoy te brinda Dios, ser agradecido o crecer junto a Él. Ante todo ello no olvides: a pesar de muchas veces no comprender sus maneras, sus planes siempre serán de bien y muchos más altos que los nuestros. (Isaías 55:9)
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Oración:
Señor, con corazón humilde acepto hoy la oportunidad que me das, de aceptar Tus bendiciones y permanecer agradecido, o de fortalecer y madurar mi fe, si has puesto delante de mi una prueba. Al final se que el resultado sera de bien, porque Tus planes para mí son los más altos. Amén.