Palabra:
“También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar, diciendo: Había en una ciudad un juez, que ni temía a Dios, ni respetaba a hombre. Había también en aquella ciudad una viuda, la cual venía a él, diciendo: Hazme justicia de mi adversario. Y él no quiso por algún tiempo; pero después de esto dijo dentro de sí: Aunque ni temo a Dios, ni tengo respeto a hombre, sin embargo, porque esta viuda me es molesta, le haré justicia, no sea que viniendo de continuo, me agote la paciencia” (Lucas 18:1-5)
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En las escrituras de hoy Jesús usó la parábola de la viuda y el juez injusto para enseñar sobre la persistencia en oración y la bondad de Dios. La viuda, tenía un enemigo y la única persona que podía ayudarla era un juez tildado por muchos de ser injusto. Tenía muchas razones para darse por vencida, pero ella persistió y demando justicia hasta que el juez, al fin, tomó acción en su favor.
La bondad del Señor, se hace más palpable cuando perseveramos (tal como la viuda) en oración, porque esa perseverancia, trae como resultado el crecimiento en carácter y en fe. Asimismo la constancia y paciencia en los tiempos del Señor, hace posible que nuestras necesidades puedan alinearse con su propósito y voluntad para nosotros; siempre recordando que Dios conoce donde necesitamos estar, sin importar nuestro deseo puntual en ese momento.
Dios conoce el mejor camino para nosotros. Mantengamos entonces nuestra oración, fuerte y perseverante porque ella nos traerá madurez. Recuerda que el Señor es incapaz de ser injusto con nuestras peticiones, pero tiene sus tiempos para dar a ellas, la respuesta en su propósito.
Mantente firme y constante, porque el Señor siempre recompensará a los vencedores, a quienes perseveran en vencer las pruebas, y no a quienes pierden el ánimo y la fe.
Persevera hoy.
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Oración:
Señor, Concédeme la fortaleza para mantenerme firme y perseverante en mi oración, sabiendo que conoces el mejor camino y que enTu justicia no hay lugar para las preguntas sin respuesta. Guíame a mantener la constancia de mi fe Señor, para perseverar siempre en Ti. Amén.