Tu Escudo 213 de 365: Gran Recompensa

“Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís” (Colosenses 3:23-24)

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Como cristianos debemos estar al tanto de que nuestra recompensa llegará algún día, pero que ella no debe ser la razón principal que motive nuestras vidas y guíe nuestro obrar. En 2 Corintios 5:10 la palabra nos enseña que cada quién recibirá “según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo”. Por ello el principal deseo de nuestro corazón debe apuntar a servir a Dios, con amor, fe y gratitud.

Cuando somos dignos del privilegio de ser aceptados como hijos de Dios, nuestra primera intención debe ser glorificarlo, por el amor que día a día derrama sobre nosotros. Luego nuestro objetivo debe ser, servirle en fe con los más puros motivos, para agradecer ese premio mayor que nos fue otorgado: Contar siempre con su presencia en nuestras vidas.

“Vive una vida que Dios premie, porque todo lo que hagas en ella, importará en la eternidad”

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Palabra Diaria: Señor, te agradezco el premio de tu compañía en cada día de mi existencia. Guíame a honrarte y a rendirte honor con mis acciones y palabras, porque mi gran motivo es servirte, amarte y glorificarte siempre.