“Bienaventurado el que piensa en el pobre; En el día malo lo librará Jehová. Jehová lo guardará, y le dará vida” (Salmos 41:1-2).
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Recibimos las bendiciones del Señor en nuestro camino, cuando tendemos la mano para ayudar en nuestra bondad, que es al final la de Dios, a aquellos que lo necesitan.
Lo que sentimos que es «lo más valioso» en nuestra vida hoy podría ser de mucha ayuda para alguien que conocemos: tiempo, amistad, ánimo, un oído atento o una mano solidaria. Cuando entregamos lo que el Señor nos ha dado, lo honramos a Él, ayudamos a otros y somos bendecidos. Por ello aprovecha cualquier oportunidad que se te presente, para poner tu parte y suplir con generosidad, lo que este a tu alcance. Así actuaremos para el Señor y le estaremos retribuyendo una pequeña parte del amor que cada día, de forma incondicional, nos brinda.
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Dar con generosidad honra al Señor, ayuda a otros y nos bendice personalmente.
Palabra Diaria: Señor, guíame a devolver a aquellos que más lo necesitan, toda gracia, suficiencia y buena obra que has derramado en mi vida. Convierte mis dones y recursos en instrumentos para dar a otros con la misma generosidad y amor con que Tú me provees.