Palabra:
“Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros” (Romanos 12:4-8)
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En la obra de Dios los dones son un medio esencial para poder convertirnos en servidores eficaces de su propósito. Por ello debemos ser conscientes de las habilidades con las que contamos y aprovechar cada oportunidad que se nos presente, para rendir gloria al Señor. Es lo contrario a tratar ser algo que no somos y enfocarnos en desarrollar habilidades que creemos tener o que satisfacen el criterio de otros a nuestro alrededor. Es tener la maduración para no envidiar las habilidades que no poseemos, sabiendo que en este mundo existen numerosas necesidades fisicas y espirituales, que no podrán ser satisfechas por un solo don o individuo, sino por la colaboración efectiva de todos los dones que por muy pequeños que sean, se unan en el camino de seguir a Dios.
Unos poseen la capacidad de comunicar, transmitir, enseñar. Otros por su parte, han sido dotados con el don de la comprensión, la paciencia, la colaboración y asi muchos con diferentes habilidades. En base a ello preguntate: ¿Cual es tu don? y camina diariamente junto a Dios aprendiendo a desarrollar de diferentes formas la actividad en la que el Señor te ha formado.
Una vez reafirmados nuestros dones, hagámoslos efectivos para beneficiar a los demás y edificar asi, la obra de Dios. Devolvamos al Señor, con nuestro servicio, las bendiciones que cada día, Él nos regala.
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Ora
Señor, ayúdame a descubrir mi vocación, a reconocer los dones que me has regalado y a utilizarlos en tu nombre, para servir a otros y ser testimonio de las bendiciones maravillosas que has concedido a cada uno de los que creen en Tí. Amén.