Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones. (Jeremías 1:5)
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Nadie te conoce tan bien como Dios. No obstante, aunque sabe todo sobre ti, incluyendo todas sus faltas, aun asi te acepta. Dios ve tu corazon, no solo tu caparazon exterior, la carne, que en tantos problemas parece meterte. Él no aprueba tu mal comportamiento, pero está comprometido contigo como individuo. Dios puede odiar lo que haces y aun asi amarte. A Él no le cuesta separar las dos cosas.
Dios nunca quiso que te sintieras mal contigo mismo. Quiere que te conozcas bien y te aceptes. Tienes ser capaz de decir: “Puedo amar lo que Dios puede amar. No me gusta todo lo que hago, pero me acepto porque Dios me acepta”.
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Si cargas el peso de un comportamiento que te apena, una situacíon en la que hayas decepcionado a alguien o a ti mismo y de la que no puedes separarte, recuerda que Dios te está cambiando diariamente. Pídele que te ayude a aceptarte, a perdonarte y amarte a pesar de tus imperfecciones.