Palabra:
Lucas 6:37 ¨No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados.¨
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Había una la historia de un niño que tenía dos panes, y su Papá le pidió uno. El niño miro a los ojos de su Padre y mordió ambos panes. El padre, frunció su cara un poco desmotivado, casi decepcionado porque esperaba otra respuesta del niño. Pocos segundos después, el niño mira hacia su Padre con una sonrisa tierna, extendió su mano y dijo: Toma Papá, este es el pan más dulce de los dos.
De aquí queda una enseñanza, es: No debemos juzgar puesto a que desconocemos si el motivo detrás de la acción, es bueno.
Del versículo inicial, podemos mencionar que en el trato con las personas, lo que hacemos es lo que recibiremos, como una especie de bumerán, cuando llega a su resultado se devuelve al punto inicial. Obsérvese que si actuamos de una manera positiva para con el prójimo, recibiremos lo mismo, seremos percibidos como personas gratas. Ahora si solo juzgamos, condenamos y no somos capaces de perdonar o tener alguna conducta positiva, entonces estaremos fuera del rango de alcance de la gracia divina, con la cual llegamos a agradar a Dios.
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Oración:
Señor, gracias por tus enseñanzas. Cada vez queremos ser más parecidos a ti, en nuestras actitudes, forma de reaccionar ante las situaciones, intentamos seguir tus pasos, imitar tus conductas, ayúdanos Padre, a dar las mejores cualidades que tengamos para ofrecer en cada acto, en nuestras relaciones, con todas las personas. Llévanos cada día a mejorar los aspectos de la vida para agradarte y hacer tu voluntad para glorificarte. Amén.