24 de Marzo: El Pasado Atrás

Palabra:

“…Pero una cosa sí hago: me olvido ciertamente de lo que ha quedado atrás, y me extiendo hacia lo que está adelante” (Filipenses 3:13)

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Pareciera como si los fracasos, las decepciones, los dolores y los sufrimientos del pasado no se fueran. La mayoría de nosotros sabemos lo que es sentirse agobiado por esas cargas, pero pocos sabemos qué hacer. Por eso, andamos rengueando por la vida, con la esperanza de que desaparezcan por arte de magia y dejen de causarnos dolor.

Pero nunca sucede así. Más bien, con el paso del tiempo nuestra condición empeora. En lugar de olvidar esas experiencias dolorosas, pensamos constantemente en ellas, hasta que llegan a ser más reales para nosotros que las promesas de Dios. Pensamos tanto en ellas que terminamos deprimidos, estancados en la vida y llenos de temor al fracaso.

Si la depresión te ha causado un decaimiento espiritual, podrás librarte de ella si quitas tu mirada del pasado y la enfocas en el futuro―un futuro que ha sido garantizado por Cristo Jesús en las grandes y preciosas promesas de Su Palabra.

¡Olvida los fracasos del pasado! Dios ya se olvidó de ellos (Hebreos 8:12). Y si Él ya no los recuerda, ¿por qué lo haces tú?

La Biblia declara que las misericordias de Dios son nuevas cada mañana. Así que, si tomas en serio lo que Dios dice, podrás despertar cada mañana a un mundo nuevo. Podrás vivir completamente libre de las ataduras del pasado.

¡Hazlo! Reemplaza los pensamientos de los errores pasados con promesas bíblicas del futuro. Al hacerlo, la esperanza comenzarás a reemplazar la depresión. Los dolores y las lesiones espirituales que te han hecho cojear por tanto tiempo, desaparecerán rápidamente. En vez de mirar hacia atrás y decir que no puedes, mira hacia adelante y confiesa: ¡Todo lo puedo en Cristo que me fortalece!

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Oración:

Señor, Abre mis caminos a Tu voluntad, levántame ante el fracaso y provéeme las fuerzas para seguir adelante, sabiendo que puedo confiar en la promesa de las abundantes riquezas que sólo tu gracia y bondad guardan. Amén.