22 de Febrero: Bondad Infinita

Palabra:

“Alabad a Jehová, porque él es bueno, Porque para siempre es su misericordia. Alabad al Dios de los dioses, Al único que hace grandes maravillas, al que en nuestro abatimiento se acordó de nosotros, Y nos rescató de nuestros enemigos, Alabad al Dios de los cielos, Porque para siempre es su misericordia” (Salmos 136)

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En noviembre se celebra en Estados Unidos y Canadá el mes de la gratitud. Todo empezó cuando en 1948 el Dr. Bob Willie luego de una ardua batalla contra el alcoholismo, logró recuperar su sobriedad y retomar con normalidad su vida. En ese momento dijo: “Puedo sentirme muy agradecido por el privilegio de haber logrado el objetivo de dejar el alcohol. Es posible que yo contribuyera a lograrlo con alguna que otra actividad; pero fundamentalmente lo hice por la bondad de Dios. Nunca dejaré de sentirme agradecido por las bendiciones que me llegan. Y he recibido muchas bendiciones.” Desde allí se empezó tal celebración, que sin dudas pudiera extenderse a todo el mundo, porque creo que son muchas las cosas por las que debemos sentirnos agradecidos con Dios, cada día.

En las escrituras de hoy, el Salmo 136, la palabra nos recuerda la importancia de agradecer al Señor, por una razón simple y predominante: “porque para siempre es su misericordia” y porque su bondad, como lo mencionó el Dr. Bob es infinita.

El salmista resalta las “grandes maravillas” de Dios y la obra creadora llevada a cabo por Él con su sabiduría (v. 5). Y Después, repasa el gran éxodo del pueblo escogido de Dios (vv. 10-22). Por ello, A medida que pensamos en estos ejemplos de la creación y la liberación revelados en el Salmo 136, podemos encontrar maravillosas razones para alabar al Señor y darle gracias.

¡Qué mejor que empezar cada nuevo día concentrados en dar gracias a nuestro Dios porque “Él es bueno y para siempre es su misericordia”.

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Oración:

Señor, Te doy gracias por todas las bendiciones que cada día derramas en mi vida y porque en el momento en que decrecen mis esperanzas y puedo caer ante la angustia, me levantas con Tu bondad y me ayudas a retomar nuevamente el camino de bien que guardas para mí. Amén.