Palabra:

“Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre. Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra” (2 Corintios 9:7-8)

[adinserter name=”Block 3″]

Algunos te dirán que necesitas “dar hasta que duela”. No lo creas. Dios no quiere regalos entregados con sufrimiento. ¡Él quiere regalos ofrecidos con gozo! De hecho, ésas son las únicas dádivas que a Él le agradan.

Es por eso mismo que Dios añadió Su promesa de abundancia a Su mandato de dar con alegría. Ambos están conectados.

El concepto de “dar hasta que duela” no proviene de Dios. Él prefiere que le des diez pesos con esa clase de regocijo que veinte con dolor. En 2 Corintios 8:11-12, el apóstol Pablo insta a la iglesia de Corinto a dar con buena voluntad. Buena voluntad. ¡Eso es lo que Dios busca!

Si no has dado de esa manera en el pasado, toma la firme decisión de comenzar a hacerlo. Arrepiéntete de las veces en que has dado de mala gana. Luego, pasa un tiempo especial en oración con Dios y Su Palabra, para que la próxima vez que ofrendes, lo hagas con un corazón dispuesto.

Olvídate del “dolor” de dar. Sé un dador alegre, gozoso y dispuesto. Créeme—¡tus bendiciones abundarán!

[adinserter name=”Block 2″]

Oración:

Señor, guíame a devolver a aquellos que más lo necesitan, toda gracia, suficiencia y buena obra que has derramado en mi vida. Convierte mis dones y recursos en instrumentos para dar a otros con la misma generosidad y amor con que Tú me provees. Amén.