Palabra:

“De modo que si alguna esta en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; eh aquí todas son echas nuevas” (2 Corintios 5:17)

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Uno de los maravillosos poderes de Dios, del que he sido testigo y destinatario es la transformación. La palabra nos brinda evidencias claras de ese poder, una de ellas, la conversión del apóstol Pablo, quien antes de dedicar su vida a Dios, fue uno de los más férreos perseguidores de cristianos. De allí que cuando empezó a predicar que Jesús era el hijo de Dios, fue recibido con escepticismo y temor por aquellos que comentaban: “¿No es éste el que asolaba en Jerusalén a los que invocaban este nombre, y a eso vino acá, para llevarlos presos ante los principales sacerdotes?”

Ante aquel ambiente de desconfianza generalizada y poca credulidad, Pablo pudo haberse derrumbado en su voluntad de cambio. No obstante, la gran consciencia que tenía sobre sus errores en el pasado, le permitieron reconocer que todo aquello había sido una prueba superada en la misericordia de Dios: “habiendo yo sido antes blasfemo, perseguidor e injuriador; mas fui recibido a misericordia porque lo hice por ignorancia, en incredulidad. Pero la gracia de nuestro Señor fue más abundante con la fe y el amor que es en Cristo Jesús” (1 Timoteo 1:13)

La transformación de la mano de Dios llegará siempre que asumamos el compromiso. Ese compromiso de aceptar el pasado pero pregonando con nuestras acciones y palabras que servimos de forma pura al Señor. Ese compromiso para invertir nuestros dones y tiempo en favor de los que están a nuestro alrededor. Ese compromiso de transformar nuestros errores en aciertos que hagan de la realidad nuestra y de los que nos rodean una realidad mejor.

En El Señor, podemos lograrlo.

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Oración:

Señor, estoy preparado para aceptar tu llamado y transformar mi carácter en aquel que te honre y rinda gloria. Dame la fortaleza para enmendar los errores del pasado, asumiendo con convicción y fe el compromiso de caminar junto a ti, reflejando tu presencia en mi vida, a aquellos que me rodean. Amén.