07 de Junio: Sin las cadenas de la Ira

Salmos 37:8-9

Palabra:

“Deja la ira, y desecha el enojo; No te excites en manera alguna a hacer lo malo. Porque los malignos serán destruidos, Pero los que esperan en Jehová, ellos heredarán la tierra” (Salmos 37:8-9)

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Gueorgui Zhúkov fue uno de los comandantes más importantes de la segunda guerra mundial. Bajo su mando y guiado por sus brillantes e innovadoras maniobras, el ejército terrestre más grande de la historia logró frenar el avance de las fuerzas nazis en el continente europeo, para consolidar de esa forma la victoria de los aliados en dicho enfrentamiento. Pero ¿Cómo pudo zhukov hacerse cargo de ese inmenso ejercito? Sin dudas que parte de la respuesta reside, en su gran capacidad para lidiar con diferentes tipos de personas.

Sin embargo, un detalle poco conocido de este gran estratega militar era que en su juventud tuvo enormes dificultades para relacionarse con otras personas, fundamentalmente por su carácter airado y fuerte; solía involucrarse en muchas peleas y empezaba en el más pequeño detalle una discusión. Su madre quien inculcó desde casa el apego a la palabra de Dios, luego de un grave el altercado en la universidad por su susceptible temperamento le citó a Proverbios 16:32: “Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte; y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad”. Años después él reconoció esa conversación como uno de los momentos más valiosos de sus vida, ya que le abrió las puertas a aprender a manejar su enojo y mejorar su relación con aquellos que tenía a su alrededor.

Muchas veces he reaccionado de manera airada y he mostrado mi temperamento cuando las cosas no marchan a mi favor. Ha sido tal vez producto de la frustración por considerar injusto el proceder de otros hacia a mi o por no saber reconocer mis limitaciones en cierto momento. No obstante la obra de Dios en mi vida, me ha permitido progresivamente, en un proceso que ha requerido mi compromiso para madurar en carácter y espíritu, encontrar la paz para sobreponerme a esa ira y controlar mi enojo.

¿Qué mejor manera hay de influir a las personas que con un espíritu afable? Encontremos en el Señor la paz de calidad para controlar nuestra ira. Al hacerlo habremos dominado a un poderoso enemigo.

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Oración:

Señor, guíame a madurar mi espíritu para aprender a renunciar a toda ira y disgusto, que me robe la paz que encuentro en Tu compañía. Dame la sabiduría para resolver cada conflicto y cada diferencia, para retomar bajo tu guía el camino de amor y reconciliación que nos enseñas. Amén